Frontera Comalapa, Chiapas, 11 de junio de 2025 — Chiapas vive un nuevo repunte de violencia armada protagonizada por grupos del crimen organizado, con saldos mortales, desplazamientos forzados y crecientes denuncias de abusos por parte de fuerzas estatales. En el más reciente enfrentamiento, cuatro presuntos sicarios murieron durante un operativo de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP).
Este hecho se suma al asesinato de cinco policías estatales ocurrido el pasado 2 de junio, así como a la detención de un comandante de la FRIP, acusado de colaborar con el crimen organizado.
Una guerra por el control del corredor Guatemala–México
Chiapas se ha convertido en un territorio estratégico para los cárteles, especialmente para el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, quienes disputan rutas de tráfico de armas, drogas y personas a través de la frontera con Guatemala.
Organismos civiles han denunciado la militarización creciente en municipios como Frontera Comalapa, Motozintla y Chicomuselo, y alertan que las fuerzas de seguridad están replicando patrones de violencia similares a los vividos en Tamaulipas y Michoacán.
Desplazados y crisis humanitaria silenciosa
De acuerdo con la Red por la Paz Chiapas, más de 2,000 personas han sido desplazadas internamente en lo que va del año, sin que exista un plan de atención federal sólido. Las escuelas han cerrado, el comercio está paralizado y las comunidades indígenas están siendo replegadas.
Análisis: La situación en Chiapas amenaza con desbordar el sur del país y deteriorar la estabilidad fronteriza con Centroamérica. Expertos advierten que, si no se refuerza la inteligencia civil, la región podría convertirse en un “nuevo Guerrero”, con fuerte presencia paramilitar y poderes paralelos.