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EL ADIÓS DE UNA LEYENDA: MOHANMALA, ELEFANTA GUARDIANA DE KAZIRANGA, SE RETIRA PARA SIEMPRE

Esta semana, Kaziranga —ese santuario donde habitan rinocerontes de un solo cuerno, tigres esquivos y más de mil elefantes— lloró la partida de una de sus figuras más legendarias: Mohanmala, la elefanta que dedicó más de cinco décadas a proteger lo que debería protegerse por sí mismo.

Llegó al parque en mayo de 1970, traída desde Kamrup, y desde entonces fue más que un animal de trabajo: fue aliada infalible en procedimientos anti-caza ilegal, una rescatista en medio de inundaciones y la ambulancia viviente que transportaba guardabosques y turistas por donde ni una lancha osaba pasar.

Ya retirada desde 2003, vivió sus días finales en el campamento Mihirmukh rodeada del cariño del equipo forestal. A pesar de seis meses de cuidados veterinarios, su cuerpo no resistió más los estragos de la vejez. Murió a una edad estimada entre 85 y casi 90 años.

Quienes la conocieron hablan de ella como “una colega, una salvadora en tiempos de inundación, un símbolo de lealtad y coraje”. Su mahout, Kiran Rabha, recuerda una escena digna de película: mientras ella y su cría eran atacadas por un elefante salvaje, Mohanmala los atravesó nadando hacia la seguridad sin titubear.

Para despedirse, el parque organizó una ceremonia con honores de departamento, incluso con salva de fusilería. Un adiós acorde con la grandeza de una vida entregada por completo a la protección de la flora y fauna de Kaziranga.

Lo esencial de su legado:

Llegó a Kaziranga en 1970 y sirvió con lealtad más de 50 años en rescates e impidiendo cazadores furtivos. Fue la “ambulancia ambulante”: acudía donde ni lancha ni bota podían. Retirada desde 2003, vivió el resto de su vida atendida por el personal que la consideraba familia. Murió entre los 85 y casi 90 años, tras meses de tratamiento médico. Fue despedida con honores: salva de fusilería y ceremonia oficial en el campamento Mihirmukh.

Al final, uno de los guardabosques resumió lo que todos sentían:

“Mohanmala no fue solo un elefante… fue nuestra compañera, nuestra protectora y la razón por la que muchas vidas —humanas y animales— siguen aquí. Hoy descansa, pero su espíritu seguirá patrullando Kaziranga con nosotros”.